jueves, 12 de abril de 2018

ENTREVISTA AL P. MALACHI MARTIN POR "THE NEW AMERICAN"






¿Quién fue el Padre Malachi Martin?

Fue un sacerdote que trabajó con los más altos dignatarios de la Iglesia Católica, tuvo tres doctorados y acceso directo al Papa. Eminente teólogo, ex Jesuita y profesor en el Instituto Bíblico Obispal del Vaticano; es el autor de varios libros exitosos: el Vaticano, El Último Cónclave, El Rehén del Diablo, Los Jesuitas y The Windswept House (El Último Papa), entre otros.
En Lovaina recibió tres doctorados en Idiomas Semíticos, Arqueología e Historia Oriental. Fue exorcista por más de 20 años del Vaticano. Estudió también en Oxford y en la Universidad hebrea de Jerusalén. De 1958 a 1964 fue oficial de la curia romana, dónde llegó a desempeñar el cargo de secretario del renombrado Cardenal Jesuita Agustín Bea.
Fue uno de los que leyó el famoso Tercer Secreto de Fátima.
En los años 60, después de dejar, escandalizado por las reformas, su trabajo en el Vaticano, obtuvo dispensa de sus votos y se radicó en EE.UU. Celebraba la santa misa en privado, y se mostraba muy preocupado con los cambios en la Iglesia a partir del Vaticano II.
Su úlimo libro, de 1996, que es una novela titulada Windswept House (El Último Papa), describe las intrigas políticas y religiosas de un pequeño grupo de miembros del Vaticano que ocupan altos cargos y trabajan para que la Iglesia Católica acepte el Nuevo Orden Mundial. La novela revela los esfuerzos de altos prelados para subvertir al Papa y la Iglesia, los cuales no dudan en asesinar, chantajear, y practicar el satanismo.
El P. Martin elogiaba públicamente a Mons. Lefebvre.
Falleció en 1999.


“El Último Papa”: el libro que pudo haberle costado la vida al P. Malachi Martin


Fuente (extracto)

Entrevista al P.martin por John F. McManus, editor del THE NEW AMERICAN.

P. Usted dice que su libro no es ni ficción ni realidad, sino un trabajo de “hechos”. ¿Qué quiere decir con eso?

R. Windswept House es una novela. Pero en un 85% se basa en hechos reales, y muchos de los personajes que aparecen en ella son reales aunque les haya dado nombres de ficción. Hay también algunas personas vivas que menciono, como Mikhail Gorbachev, que es el mismo de la realidad. Y unos pocos personajes clave que son realmente una composición de varias personas reales.

P. Usted abandonó los Jesuitas y la vida sacerdotal ordinaria hace más de 30 años. En aquel tiempo usted estaba destinado en el Vaticano como persona de confianza del Papa Juan XXIII y del Cardenal Agustín Bea. ¿Qué causó que usted se fuera?

R. Cada vez me era más difícil ver a Cristo en alguno de mis superiores inmediatos. No había causa liberal que el Cardenal Bea no persiguiera. Incluso entonces percibía al jefe de los Jesuitas de esa época, el padre Jean Baptiste Janssens, como enemigo de la fe. Mis colegas creían que el juramento formal contra el modernismo, requerido entonces de cada sacerdote pero posteriormente descartado, era una broma. Ese juramento nos obligaba a oponernos a la “renovación” del dogma. En esencia, el modernismo sostiene que los dogmas cambian: un absurdo total. No podía seguir prestándome a esa subversión.

P. Entonces usted abandonó los Jesuitas. Pero eso no le liberó a usted de sus obligaciones como sacerdote. ¿Cuál es su estatus actual?

R. A petición mía, el Papa Pablo VI me concedió un estatus universal por el cual no estaría bajo la supervisión de ningún obispo. No me visto como un sacerdote y no ocupo ningún puesto sacerdotal. Pero aún soy un sacerdote.

P. Cuando usted quiso marcharse ¿hubo algún intento de retenerlo?

R. Sí, me dijeron que podía llegar a cardenal, que tenía conocimientos bíblicos, facilidad con los idiomas, juventud, buena salud, buena memoria, y todo ello me situaba como candidato para ser promocionado. Pero no quise quedarme porque veía que la fe estaba siendo comprometida por muchos.

P. Su libro empieza con una vívida descripción de una “Misa Negra” sacrílega celebrada en 1963 en Charleston, Carolina del Sur. ¿Ocurrió eso realmente?

R. Sí, sucedió. Y también es un hecho que participaron altos cargos eclesiásticos del Vaticano por teléfono. La mujer joven forzada en el ritual satánico aún vive, y felizmente ha sido capaz de casarse y de llevar una vida normal. Ella dio los detalles del suceso.

P. Usted se refiere a uno de sus principales personajes como el “Papa Eslavo” y otro como el “Cardenal de la Ciudad Secular.” ¿Se refiere usted al Papa Juan Pablo II y al difunto Cardenal Joseph Bernardin de Chicago?

R. No puedo confirmar esas especulaciones. He escrito un libro “factual.” No es un documental. Hay por ahí un glosario que supuestamente da los nombres reales de docenas de mis personajes.

P. Además del “Cardenal de la Ciudad Secular,” usted describe negativamente a muchos otros cardenales y obispos. ¿Están estas caracterizaciones basadas en hechos reales?

R. Sí, entre los cardenales y la jerarquía hay satanistas, homosexuales, anti-papistas, y cooperadores para conseguir un gobierno mundial.

P. ¿Hay tanta intriga y deslealtad en el Vaticano como su libro parece indicar?

R. Hay más de la que he suministrado en el libro. El Papa está rodeado de hombres con atuendo clerical que no tienen la fe Católica; trabajan con fundaciones, organizaciones, grupos internacionales, instituciones financieras, gobiernos, universidades, y otras agencias para traer un nuevo orden mundial.

P. En su libro usted dice que influencias subversivas en las posiciones clericales más elevadas de la Iglesia están trabajando para traer un nuevo orden mundial. ¿Qué quiere usted decir con “nuevo orden mundial?”.

R. En su forma completamente planeada, habrá una globalización monetaria, y el flujo de capital y mercancías será gestionado por una entidad central única, como el Banco de Compensaciones Internacionales de Suiza. Cualquier nación que no se someta al sistema globalizado perecerá. Adicionalmente, habrá unas Naciones Unidas expandidas que extenderá su nueva estructura ética… Esto reemplazará a los Diez Mandamientos y será la base de una nueva religión universal sin Dios. Todos los Cristianos, sobre todo los Católicos, serán forzados a soportar un martirio en el que se les requerirá abandonar todo lo que crean, serán presionados a que acepten la nueva forma del estado con su nueva religión. Este nuevo orden mundial no estará centrado en un grupo de edificios desde los que los emisarios saldrán a dar órdenes al mundo. Habrá legislaciones nacionales, pero los gobiernos del mundo estarán dirigidos por quienes estén en la cima.

P. ¿Qué quiere decir con la “cima”?.

R. La fuerza que subyace y de la que he escrito en Windswept House (El Último Papa) se estructura como en una pirámide. Es ancha en la base, donde muchos individuos persiguen sus intereses y esperan ser elevados a posiciones superiores. Hay cada vez menos habitantes a medida que se asciende en la estructura. Solo unos pocos llegan al último nivel de mando, la cima de la pirámide. Estos individuos no tienen ninguna lealtad a las naciones de las que proceden; son un nuevo tipo de ser humano, internacionalistas que buscan controlar a la humanidad. No tienen un Dios, pero colectivamente, pretenden usar la religión, los gobiernos, y cualquier cosa que encuentran útil para imponer su voluntad. Por ejemplo, opino, que la URSS no se desintegró de forma natural, sino que colapsó por una orden premeditada. Esas órdenes vinieron de la cima.

P. ¿Prevé usted represión física en este nuevo orden mundial?

R. Sí, aunque de un nuevo tipo. Las fuerzas determinadas a conseguir el poder total ciertamente crearán campos de detención, pero los individuos enviados a ellos serán siempre víctimas de procedimientos completamente legales; serán declarados culpables de romper la ley.

P. ¿Es la Iglesia Católica un mayor objetivo que otras iglesias?

R. Sí, porque es una organización internacional independiente a la que no se le puede permitir que exista como competidor. La Iglesia Católica tiene su propio cuerpo diplomático de embajadores destinados en las naciones industrializadas del mundo. Hay 180 naciones que han enviado embajadores al Vaticano. Ninguna otra iglesia atrae tanta atención. Los que trabajan para el nuevo orden mundial deben controlar esta organización única. El proceso que utilizan para conseguir esto se describe en Windswept House. En el libro escribo, “la Iglesia es el sine qua non para la llegada del nuevo orden mundial.”

P. ¿Usted ha descrito lo que sería prácticamente una total desintegración de la Iglesia Católica que incluye una negativa por parte de los líderes de la Iglesia para expulsar a los herejes y teólogos apóstatas, detener la falsa anulación de matrimonio, expulsar a los homosexuales, forzar a los obispos a que se adhieran a las leyes y dogmas de la iglesia, etc. En un libro anterior, usted excusa al Papa por no tomar medidas para poner fin a estos abusos, aludiendo a que había buenas razones para su sorprendente tolerancia. Ahora, sin embargo, ha adoptado una actitud mucho más dura que ya no ofrece excusas por su inacción. ¿Por qué la nueva actitud?

R. Es demasiado tarde para tratar de encontrar excusas. El Papa debe utilizar su autoridad para salvar a la Iglesia de sus enemigos internos. El problema dentro de la Iglesia de hoy es la apostasía, el haberse apartado de los dogmas fundamentales, especialmente por aquellos que ocupan altos puestos. Esto no es lo mismo que la herejía y el cisma. Los apóstatas deberían ser expulsados. Cuando se les permite seguir dentro, el pueblo poco a poco cae en la misma apostasía.

P. ¿No cree que algunos católicos se molestarán con usted debido a su crítica al Papa y su condena a los más altos funcionarios de la Iglesia?

R. Algunos ya lo están. Sin embargo, los Papas son hombres ordinarios que son elevados a un nivel extraordinario y se les da poderes extraordinarios. En general, pero una cuestión muy concreta, son falibles como lo fueron Pedro y Judas. En cuanto a los cardenales y obispos, hay muchos grandes santos, pero la iglesia ha sido dañada durante mucho tiempo por la intriga y deslealtad de algunos de ellos.

P. ¿Lo que usted describe tiene algo que ver con los planes del Carbonari italiano del siglo 19? Ese grupo se estableció para infiltrarse en la Iglesia de modo que el clero católico y la gente siguiera sus instrucciones?

R. ¡Precisamente! Sin embargo, la Carbonari nunca fue una asociación fantasmagórica que funcionara en secreto con capuchas y sombreros altos. Si usted entiende la táctica de los Carbonari, usted sabe que sus dirigentes nunca intentaron destruir la Iglesia, sino que su intención era utilizarla. Reconocieron la Iglesia como una fuerza de estabilización social en el mundo y que querían su control para sus propios fines. Su objetivo central era rodear al Papa y al Vaticano y tener a la Iglesia siguiéndoles. Su plan siempre fue coptar a la iglesia poniendo a su gente en los seminarios y conventos, no destruirla.

P. ¿Ha habido algo parecido a lo que describe en los 2000 años de la Iglesia Católica?

R. No, nada que se le parezca. Nunca ha habido un momento en que prácticamente en todos los niveles de la Iglesia, la apostasía es fomentada, protegida, permitida, y ni siquiera condenada. Todo esto significa una cosa para mí: Esto no significa el final de la Iglesia; significa el final de la estructura de la Iglesia tal como la conocemos. (…)

P. Una de las varias personas que viven en su libro cuyo nombre en realidad es Mikhail Gorbachev. ¿Es más o menos peligroso para la humanidad ahora que ya no es el líder de la ex Unión Soviética?

R. Él es mucho más peligroso. Está destinado a grandes cosas en los planes de aquellos que están llevando a cabo “el proceso” que lleva al nuevo orden mundial.
(…)

P. Usted menciona el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), pero sólo brevemente. ¿Cuál es su actitud ante el CFR?

R. No es el cerebro detrás de todo esto. Hay un nivel superior de autoridad y la planificación que se basa en el CFR y otros grupos. Esta es la Cima que he mencionado anteriormente. (…)