domingo, 30 de julio de 2017

COMENTARIO ELEISON Número DXXIV (524) - 29 de julio de 2017


Consagración de Fátima – I

Cuando el hombre moderno de Dios se apartó,
A Nuestra Señora, tratando de ayudar, solo despreció.
Cuando en mayo pasado los cuatro obispos en Vienna, Virginia, en los Estados Unidos, hicieron lo que pudieron para consagrar Rusia al Corazón Inmaculado de María, ellos utilizaron una fórmula para la Consagración que nunca había sido utilizada anteriormente, y que era un tanto diferente de las fórmulas usuales. Incluyó una breve historia del pedido de Nuestra Señora para la Consagración, mostrando cómo los líderes de la Iglesia fallaron, y todavía fallan, en responder adecuadamente a la simple solución del Cielo para los problemas sin precedentes de la Iglesia y el mundo de hoy. El propósito de esta fórmula fue ayudar a que todos se dieran cuenta que estos problemas, de otra manera insolubles, son culpa no de Dios Todopoderoso sino de la falta de fe por parte de los hombres de Su Iglesia. Ellos deben hacer lo que les pidió Nuestra Señora que hicieran, a pesar de lo que el Vaticano II los haga querer hacer. ¿Qué desastres se necesitarán para hacer que finalmente hagan lo que Ella quiere, para salvarnos a todos? He aquí la primera mitad de aquella Consagración de Virginia:—
Santísima Madre de Dios, Inmaculado Corazón de María, Trono de Misericordia, Trono de Bondad, Trono del Perdón, puerta segura por la cual las almas entran al Cielo, mira de rodillas ante Ti a los cuatro hijos de Mons. Lefebvre, cuatro obispos tratando de hacer lo que pueden para ayudarte a obtener del Papa y los Obispos de la única verdadera Iglesia de tu Divino Hijo, la Consagración de Rusia a tu Corazón Dolorido e Inmaculado pues esta solamente puede obtener la paz para la humanidad, actualmente bajo la sombra de una espantosa tercera Guerra Mundial. En Fátima, Portugal, hace cien años, Tú primero advertiste a la humanidad de la Segunda Guerra Mundial por venir, del hambre y persecuciones, si la gente no dejaba de ofender a Dios. Para prevenir estos desastres, Tú prometiste regresar para pedir la Consagración de Rusia a Tu Inmaculado Corazón, y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados. Si tus pedidos fuesen atendidos, Rusia se convertiría y habría paz. De lo contrario, los desastres seguirían y Rusia diseminaría sus errores por todo el mundo. Doce años más tarde tú regresaste como lo prometiste, e hiciste la doble petición.
Sin embargo, confiando en los medios humanos para resolver los graves problemas de la Iglesia, los clérigos no hicieron inmediatamente lo que tú solicitaste. Dos años más tarde tu Divino Hijo advirtió a la humanidad a través de la Hermana Lucía de Fátima, que ya que Sus ministros retrasaban el cumplimiento de Su mandato, sufrirían graves consecuencias: Rusia difundiría sus errores por el mundo, causando guerra y persecuciones a la Iglesia y el Papa sufriría mucho. Aún así el Papa prefirió sus medios humanos al tratar con Rusia.
En 1936 Nuestro Señor explicó a la Hermana Lucía que la conversión de Rusia dependía de su consagración a tu Corazón Inmaculado porque Él quería que toda la Iglesia reconociera que esta conversión sería un triunfo de tu Corazón, de modo que la devoción a tu Corazón se situara junto a la devoción a Su Sagrado Corazón.
Todavía los hombres de Iglesia dudaron, y entonces en 1939 estalló la terrible Segunda Guerra Mundial, y en todo el mundo el Comunismo extendió su poder. Inmediatamente después de la guerra, tus estatuas peregrinas de Fátima tuvieron gran éxito, pero aún así los hombres de iglesia no harían exactamente lo que tú pediste, y así en 1957, antes que la Hermana Lucía fuera silenciada por los hombres de Iglesia, ella expresó tu tristeza porque ni los buenos ni los malos atendieron el mensaje de Fátima. Tú dijiste que los buenos no le daban importancia, mientras que a los malos no les importaba. Pero tú nos advertiste una vez más de que el terrible castigo era inminente.
Para este castigo, vea los “Comentarios Eleison” de la próxima semana.

Kyrie eleison.