miércoles, 22 de marzo de 2017

VALOR Y VILLANÍA

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Es difícil descartar la posibilidad de que en la actual crisis de la Iglesia se estén empleando ciertas tácticas a las que antes los comunistas recurrieron exitosamente. El bullado incidente de las dubia va siendo olvidado gradualmente. En los últimos días se ha dicho que los cuatro Cardenales que presentaron las dubia han desistido de hacer una corrección pública a Francisco. Esto prueba que tuvimos razón al calificar lapidariamente ese episodio como una "escaramuza entre liberales".

Un factor determinante en la actual crisis de la Iglesia es la debilidad, la falta de fortaleza y de virilidad de los Pastores. Retroceden ante el lobo. No habrá una verdadera contrarevolución desde dentro (como muchos ilusos quieren creer) porque aunque en la Jerarquía oficial de la Iglesia hay todavía mucha gente bien intencionada, ya no hay nadie con una mente clara acerca de la actual crisis, con la necesaria fortaleza y con una voluntad suficientemente firme. Y por eso mismo los modernistas ahora quieren integrar a la FSSPX, a fin de tener bajo su control a lo que quedaba de más sano en la Iglesia. Simple. Por qué sucede que, desde hace algunos años, Mons. Fellay no ve esto, sigue siendo un misterio.

FUENTE (en inglés - extracto)

Valor y Villanía

"La corrección formal [en lo de las dubia] todavía está en curso… Sólo espere. Ya verá. Cualquier día de estos los prelados emitirán una fuerte declaración". Los rumores deambulan por la Ciudad Eterna y por todo el mundo vía internet; y sin embargo lo único que hemos obtenido es mucha espera y nada en concreto. 

La resistencia al bulldozer Bergogliano sigue siendo inexistente frente a los ataques abiertos contra los católicos, el Santo Sacerdocio y la Santísima Eucaristía. Ningún clérigo se levantará. Por lo tanto, las campañas de rumores que insinúan una insurrección católica llevada por los cobardes eclesiásticos de Roma no nos impresionan, y siguen siendo dignos solamente de la  escasa atención de los católicos.

Los comunistas soviéticos dedicaron una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo engañando a Occidente, con un éxito sin precedentes, a través del uso estratégico de la desinformación. La desinformación implica la publicación de declaraciones cuidadosamente elaboradas destinadas no sólo a desviar a los opositores del comunismo hacia una actividad ineficaz, sino también hacer avanzar los objetivos políticos a largo plazo de los comunistas y, por lo tanto, se extiende mucho más allá de un simple engaño momentáneo. Las campañas de desinformación de estilo soviético eran (y creo que siguen siendo) modeladas en patrones. Uno de estos patrones fue oficialmente llamado el Patrón de Debilidad y Evolución. Utilizando este patrón, los soviéticos trataron de convencer a Occidente de que el atraso económico de los países del bloque obstaculizaba cosas como la innovación y el desarrollo tecnológico, y que los comunistas rusos se estaban volviendo menos ideológicos. Esto es falso. El comunismo es una ideología pura e implacable. Debilidad y evolución sirvieron para dividir la resistencia de Occidente y atraer la ayuda internacional a los llamados moderados detrás de la Cortina de Hierro, financiando así el propio Comunismo. 

Tal vez nosotros, comunicadores católicos (aquellos de nosotros impulsados por el amor a la Santa Madre Iglesia a hablar, a combatir y alentar de cualquier manera que podamos) debemos adoptar una comprensión más profunda y más astuta del rumor romano, uniendo a nuestra aprehensión de sus informaciones, el principio de desinformación estratégica.

¿Podrían estos rumores susurrados aquí y allá, junto con la postura vacía mencionada anteriormente de tantos prelados, servir a un objetivo de largo alcance a la política de Novus Ordo? Específicamente, ¿los torbellinos de las insinuaciones Vaticanas perpetúan deliberadamente la ilusión de que en algún lugar de la Jerarquía un hombre real, con una verdadera fortaleza, sin temor a los conflictos, está dispuesto a desencadenar una esperada contraofensiva? Es hora de que los católicos dejen de ser tan crédulos. Si la guerra es el infierno, entonces infernal también es la guerra psicológica contra los fieles ingenuos pero bien intencionados. La amarga experiencia nos enseña que el Cardenal que hoy sacude su puño retórico contra Bergoglio firmará el juramento de lealtad de Yo amo a Jorge mañana. 

¿Alguno de estos rumores ha precipitado una sola vez una actividad contrarrevolucionaria genuina? Que las Dubia respondan a esta pregunta, y hasta que se demuestre lo contrario, tomemos los rumores de Roma como provenientes de los villanos vaticanos.