viernes, 20 de marzo de 2015

SERMON DEL PADRE BRUNO OSB (SUPERIOR DE LA USML EN FRANCIA), SOBRE LA CONSAGRACION EPISCOPAL DE MONSEÑOR FAURE.





EL REGALO DE SAN JOSE
  
Nosotros jamás hemos dudado de la generosidad de nuestro buen San José, pero en este 19 de marzo de 2015, estamos especialmente colmados: el regalo de san Jose es… ¡Un Obispo! En algunas horas, el Padre Jean Michael Faure se habrá convertido en Monseñor Faure, consagrado por Monseñor Williamson. Esta misa es celebrada por la intención del feliz elegido. La ceremonia de consagración comenzará a las 9:00 horas de Brasil, que son las 13:00 de nuestro horario. Yo debería estar allí en este momento, pero debí renunciar a este viaje. El Padre Emmanuel-Marie representa a la comunidad de los dominicos, el Padre Pivert a la Unión Sacerdotal Marcel Lefebvre.

Esta consagración estaba prevista desde hace mucho tiempo, pero permaneció en secreto casi hasta el último momento para evitar el desencadenamiento de los medios de comunicación y de otros enemigos de la Iglesia y de Mons. Williamson, que hubieran podido tratar de evitar esta ceremonia.

La consagración se llevará a cabo en el monasterio benedictino de la Santa Cruz en Brasil. Su Superior, el Padre Tomás de Aquino, es un veterano en la lucha contra el acuerdo: él tuvo que separarse sucesivamente de Barroux en 1988, de Campos en 2002 y de la Fraternidad en 2012. Es una gracia para él y su comunidad que esta ceremonia se haya llevado a cabo en la Santa Cruz. Después de Misa les entregaré su texto? ¿Por qué una Consagración en 2015?
También les entregaré un documento del Padre Faure, que data de septiembre de 2013, pero que conserva todo su interés: “El Capitán del Titanic nos va a hundir”. Pequeño paréntesis: El naufragio del Titanic se produjo en la noche del 14 al 15 de abril de 1912. El barco chocó contra un iceberg la noche del 14 de abril a las 23:45 hrs, y se hundió hacia las 2 de la mañana del 15 de abril. En 2012, cien años día a día después del naufragio, tuvo lugar la respuesta de Mons. Fellay a los tres obispos, el 14 de abril, y la desastrosa Declaración Doctrinal el 15 de abril…

Algunas palabras sobre el Padre Faure: Tiene 73 años (cumplirá 74 en agosto). Es un pie-negro, que conoció la tragedia de los años 60-62. El buen Dios lo preparaba así para el combate de la hora presente: el Padre Faure sabe por experiencia (¡dolorosa experiencia!) que los jefes pueden traicionar…

Entró en el año 72 a Econe, fue ordenado en el año 77. E inmediatamente Mons. Lefebvre le confió la fundación del Distrito de América latina. Enseguida fue director del seminario de América Latina (La Reja) y Superior del Distrito de México.

Era muy cercano a Mons. Lefebvre, quien le tenía gran confianza. En el 86, Monseñor quería consagrarlo, él pensaba entonces en tres obispos: El Padre Tissier, el Padre Williamson y el Padre Faure. Pero el Padre Faure, por humildad, prefirió no aceptar este cargo y propuso al Padre De Galarreta… En cuanto al cuarto obispo, fueron los suizos quienes presionaron a Monseñor Lefebvre para tener un obispo suizo. Tal vez Monseñor no tuvo elección y eligió al Padre Fellay. (Cuando se haga el proceso de canonización de Mons. Lefebvre, el abogado del diablo tendrá por lo menos una cosa que decir: que Monseñor cedió a las presiones de los suizos, con las consecuencias que todos conocemos hoy…)

La elección del Padre Faure por Mons. Williamson, muestra que evidentemente esta consagración del 19 de marzo de 2015 se inscribe en la continuidad de las consagraciones del 30 de junio de 1988: es una nueva fase de la “Operación Supervivencia”, según las palabras de Mons. Lefebvre en su sermón del 30 de junio, que corresponde a una fase de la crisis en la Iglesia, a saber, la crisis en la Tradición (la crisis en la crisis). El último bastión de fidelidad fue traicionado por sus jefes, que lograron llevarse a la gran mayoría de los sacerdotes y fieles en su deriva liberal, de modo que la Fraternidad está agonizando.
Aquellos que niegan o minimizan la crisis en la Tradición, no pueden comprender esta consagración del 19 de marzo, así como los que negaban o minimizaban la crisis en la Iglesia, no pudieron comprender las consagraciones del 88.


Agrego que conozco personalmente al Padre Faure desde hace aproximadamente un año: él es a la vez muy firme y muy bueno (dos cualidades muy importantes). Él está muy apegado a Mons. Lefebvre, a su ejemplo, a su enseñanza, a su espíritu. Puedo decir que es una alegría y un motivo de orgullo para la USML, que uno de sus miembros haya sido elegido por Mons. Williamson. Alegría todavía mayor para los sacerdotes y los fieles franceses que el Padre Faure se instalará en Francia, cerca de Avrillé, para comenzar un seminario. El blasón del nuevo obispo lleva una flor de lis en honor de la Francia católica y los dos Corazones en recuerdo de la Vendée mártir.

Es una gracia que la consagración tenga lugar en la fiesta de San José: San José es un bello modelo para nuestro nuevo obispo. En el oficio de hoy, hay un texto muy corto (el “capitule”), donde San José es alabado como un “hombre fiel” y como “guardián”. A estos dos títulos, hay que agregar su título más glorioso, que lo define: él es “esposo de la Virgen María”. Hombre fiel, guardián, esposo de la Virgen María:

1) Hombre fiel: san José es un modelo de fidelidad (en las letanías, lo llamamos “José Fidelísimo”). Fue fiel a la misión recibida de Dios: ser el Jefe de la Sagrada Familia, fiel al depósito que Dios le confió: sus dos tesoros más grandes, es decir, su Hijo y su Madre, Nuestro Señor y la Virgen. Él permaneció fiel en las circunstancias más difíciles, en la persecución.
 El Obispo debe ser también fiel: fidelis inveneatur, es la divisa de Mons. Williamson (“que él sea encontrado fiel”) Nosotros debemos pedir a “José fidelísimo” la gracia de una gran fidelidad a nuestro nuevo obispo: qué él permanezca siempre fiel, sean cuales sean las pruebas y dificultades en la situación trágica en que hoy se encuentra la santa Iglesia.

2) Guardián: San José fue elegido por Dios para ser el “guardián de su Señor”, según la expresión del capitule que cité (Jesús era a la vez Señor e Hijo adoptivo de San José). Para ser igualmente el “guardián de la Virgen Pura”, como dicen las letanías. Y también es el “protector de la Santa Iglesia”, el guardián de la Iglesia. ¡Él debe alegrarse en este día donde habrá, en algunos instantes, un nuevo obispo católico para la Santa Iglesia!

El Obispo debe ser también un guardián: episcopus, es aquél que “vela sobre”, que vela sobre su rebaño, que protege y guarda su rebaño, a saber, una porción de la Santa Iglesia. San José es el guardián de toda la Iglesia, el Obispo es guardián de una porción de la Iglesia. Él debe guardar no solamente su rebaño, sino también todo lo que es necesario para la vida de su rebaño: sobre todo la doctrina y los sacramentos. Pero primero la doctrina, el depósito de la fe: fue a un joven obispo, Timoteo, que San Pablo recomendó “conservar el depósito” (depositum custodi) y “llevar el buen combate de la fe”. Si el Padre Faure se convierte en Monseñor Faure hoy, es antes que nada para conservar sin falla, en esta hora de tanto desfallecimiento, el depósito de la verdad sagrada, para llevar el buen combate de la fe, en la estela de San Pio X, Mons. Lefebvre, Mons. de Castro Mayer… contra todos los errores modernos, en particular contra este espíritu conciliar que destruye la Iglesia y este espíritu “conciliante” que destruye la Tradición.

3) Esposo de la Virgen María: San José es por eso el gran modelo de la devoción mariana. Después de Nuestro Señor, nadie conoció, amó, sirvió a la Santísima Virgen como San José.
Nuestro nuevo obispo quiso poner su episcopado bajo la protección especial de la Virgen Inmaculada, escogiendo como divisa episcopal la de Mons. de Castro Mayer: Ipsa conteret. 
Ipsa conteret caput tuum : Ella aplastará tu cabeza. Esta es, en el Génesis, la respuesta de Dios a Satanás después del pecado original. Satanás se creyó vencedor después de hacer caer a nuestros primeros padres, pero Dios le anunció su derrota, y que esta derrota le sería infligida por una criatura, una mujer: la nueva Eva, la Inmaculada Concepción. “Ella aplastará tu cabeza”.


Esta es una divisa de combatiente: nuestro nuevo obispo, que deberá guiarnos y llevarnos al combate, se pone él mismo bajo las órdenes de Aquella a quien San Luis María llama “la generala de los ejércitos de Dios”, de la Virgen victoriosa de todas las herejías, alérgica al error y a los compromisos.

Agradezcamos a San José el darnos un nuevo Obispo en este día de su fiesta. Pidámosle protegerlo, fortificarlo, para que siempre sea fiel, para que sea un buen “guardián” y para que esté completamente entregado a Nuestra Señora: ¡Ipsa conteret!